Limosna, Caridad y Abstinencia
Es muy diferente a la Navidad y se distingue de la siguiente manera. Navidad es Dios que nos mira desde el cielo con la Encarnación de su Hijo. Cuaresma es Dios Hijo desde la tierra que ve hacia el cielo y le pide al Padre por nosotros.
Rincón Litúrgico Catequético:
Primer Domingo de Cuaresma:
En el Evangelio de San Marcos la tentación de Jesús se destaca por su mesura. Por la experiencia del ayuno y de la tentación, en el desierto entre naturaleza salvaje. Su compañía era solamente el Espíritu de Dios que lo lleno de fortaleza para resistir a la tentación del mal. A su regreso del desierto Jesús, estaba listo para proclamar las Buenas Nuevas de salvación. ¿Estamos listos nosotros para proclamar estas buenas nuevas? ¿Crees tú que el Espíritu Santo te ayuda a vencer las tentaciones que se presentan a lo largo de tu vida? ¡Inténtalo y vencerás!
La Transfiguración (Marcos 9:2-10)
La Transfiguración de Jesús nos ofrece la promesa de la luz y la gloria, incluso aunque nos tardemos en tomar nuestra cruz y acompañar a Jesús hasta la muerte. Pedro, Santiago y Juan vieron realmente a Jesús transfigurado en luz, la luz de Dios. Esta experiencia sucedió en lo alto de la montaña, mientras Jesús oraba su rostro se transfiguró y cambio de aspecto. El Evangelio de este día es contradictorio, se habla de muerte y se vislumbra la gloria.
¿Qué podemos aprender de esta experiencia? Sencillamente que los planes de Dios no son nuestros planes. Así como Jesús y sus discípulos tuvieron que bajar de la montaña para continuar con su jornada, que terminaría en la cruz, así nosotros estamos invitados a continuar luchando para poder transfigurar a la creación que nos rodea y a la humanidad entera. Solamente entonces escucharemos las palabras del Padre hacia nosotros. “Este es mi Hijo, mi escogido; escúchenlo.”
Recordando la Historia de Jesús – y la nuestra (Juan 2:13-25)La Cuaresma es un tiempo donde se nos invita a simplificar nuestra vida para enfocarnos en una nueva jornada de fe. Litúrgicamente, acompañamos a Jesús en su jornada y misión hacia la cruz. Esto nos ayuda a reconocer nuestro crecimiento espiritual para el encuentro con Jesús nuestro hermano y modelo a seguir. ¿Pero como descubrimos que es él, el verdadero templo? ¿Cómo llegamos a la verdadera invitación de Dios a nosotros en esta Cuaresma? Tal como sus discípulos estamos con él en la limpieza del templo. En nuestra propia limpieza espiritual ayudados por él. La Eucaristía dominical nos recuerda la historia de que Jesús levantara el templo en tres días. Cada vez que Jesús realiza algún evento importante en su vida pública nos invita al compromiso de ser verdaderos discípulos(as) con identidad cristiana. ¿Estamos preparados para ello?
Cuarto Domingo de Cuaresma
¿Cuál de estos Evangelios toco tú vida? ¿De qué forma vas a acompañar a Jesús para estar con Él en la cruz? ¿Podrás resucitar esta Pascua?
¿Qué podemos aprender hoy de este acontecimiento? Sencillamente que el corazón del ser humano es cambiante. Muchas veces se deja llevar por sus emociones y es ahí donde pone su confianza. La liturgia de hoy nos invita a levantar nuestras palmas y recibir a Jesús como Rey. Abramos los ojos y el corazón para ser cristianos de compromiso, no de alboroto.
Conservemos nuestras palmas, no para colocarlas en el coche, o detrás de la puerta, sino ojalá que sean un símbolo de la victoria de Cristo en nuestra jornada de fe y que sepamos que es también nuestra victoria. Victoria, sobre el pecado – la gracia, sobre la muerte – la resurrección. No olvides que las palmas no son mágicas, estas simples ramitas nos recuerdan que debemos de tener un cambio radical en nuestras vidas. ¡Se llama Jesús!