Es la Cuaresma ¿Nuestra Cuaresma?
Por
Lupita Vital Cruz
Casi siempre nos preguntamos al escuchar la palabra
“Cuaresma” ¿Qué sacrificio haré este año. Por lo regular caemos en lo mismo, pensamos que basta con cumplir con el ayuno y la penitencia y se acabo.La
Cuaresma es un tiempo fuerte de reflexión e invitación a la conversión del corazón.
Es muy diferente a la Navidad y se distingue de la siguiente manera. Navidad es Dios que nos mira desde el cielo con la Encarnación de su Hijo. Cuaresma es Dios Hijo desde la tierra que ve hacia el cielo y le pide al Padre por nosotros.
Entonces ¿cuál es la diferencia? Es un periodo más largo de reflexión y penitencia que da comienzo con el Miércoles de Ceniza, esta nos recuerda que somos polvo y que ahí retornaremos. Con este gesto simbólico de tomar ceniza abrimos el corazón para darle paso a Dios en nuestra vida. (Génesis 3:19). El espíritu de los Evangelios durante la Cuaresma, son apropiados para guiar a las personas a girar su corazón hacia Dios. Todos sabemos que la liturgia se basa en los tiempos A, B, y C. Estamos en el ciclo C y escucharemos el Evangelio de San Lucas. Sin embargo el año A es especialmente importante para aquellas personas que se preparan al bautismo (los catecúmenos). Y se lee durante los tres ciclos litúrgicos.
Rincón Litúrgico Catequético:
Primer Domingo de Cuaresma: La Tentación de Jesús en el Desierto. (Lucas 4:1-13).
En el Evangelio de San Lucas la tentación de Jesús toma lugar inmediatamente después de su bautismo. El nos dice que Jesús se lleno del Espíritu Santo, y este mismo Espíritu le da fuerza para vencer los obstáculos que el demonio puso en su camino. Las tentaciones no son malas, lo malo es hacer caso de ellas. Jesús al ser tentado por el poder del mundo se dio cuenta que este poder no era lo que su Padre le pedía. El vislumbro que la cruz estaba cerca y ser obediente a esto es lo que lo hizo subir a Jerusalén, a la cruz y a la Resurrección. ¿Qué significa esto para mi? ¿Crees tú que el Espíritu Santo te ayuda a vencer las tentaciones que se presentan a lo largo de tu vida? ¡Inténtalo y vencerás!
Año A Mateo 4:1-11
Año B Marcos 1:12-15
Año C Lucas 4:1-13
Segundo Domingo de Cuaresma: La Transfiguración (Lucas 9:28-36)
La Transfiguración de Jesús nos ofrece la promesa de la luz y la gloria, incluso aunque nos tardemos en tomar nuestra cruz y acompañar a Jesús hasta la muerte. Pedro, Santiago y Juan vieron realmente a Jesús transfigurado en luz, la luz de Dios. Esta experiencia sucedió en lo alto de la montaña, mientras Jesús oraba su rostro se transfiguró y cambio de aspecto. Lo acompañaban Moises y Elías, el tema de su conversación era sobre la muerte de Jesús. El Evangelio de este día es contradictorio, se habla de muerte y se vislumbra la gloria.
Los discípulos estaban asustados, y no podemos culparlos. Pedro trato de interpretar lo que pasaba y dio la respuesta más fácil, sin saber lo que decía. Quería que esa experiencia fuera para siempre. “Maestro, sería bueno que nos quedáramos, aquí y hiciéramos tres chozas: una para ti, una para Moisés y otra para Elías.”
¿Qué podemos aprender de esta experiencia? Sencillamente que los planes de Dios no son nuestros planes. Así como Jesús y sus discípulos tuvieron que bajar de la montaña para continuar con su jornada, que terminaría en la cruz, así nosotros estamos invitados a continuar luchando para poder transfigurar a la creación que nos rodea y a la humanidad entera. Solamente entonces escucharemos las palabras del Padre hacia nosotros. “Este es mi Hijo, mi escogido; escúchenlo.”
Año A Mateo 17:1-9
Año B Marcos 9:2-10
Año C Lucas 9:28-36
Tercer Domingo de Cuaresma: La Mujer Samaritana (Juan 4:5-42)
San Juan nos narra que Jesús abandono Judea y volvió a Galilea, por lo tanto tenía que pasar por Samaría, donde se encuentra el pueblo de Sicar, cerca de ahí estaba el pozo de Jacob. Lugar donde Jesús se encuentra con la mujer Samaritana.
Recordemos que los judíos y los samaritanos no se trataban, por lo tanto fue un gran escándalo para ambos grupos el ver a Jesús hablando con la mujer samaritana. Era cerca de mediodía y Jesús estaba cansado por el camino, y decidió descansar a la orilla del pozo. Fue ahí donde llego la mujer a buscar agua. Por lo regular las mujeres acudían a este pozo por la tarde y en grupos. La samaritana era una mujer decidida, y fuerte y no dudo en llegar hasta el lugar aún viendo que estaba ahí un hombre junto al pozo, y peor era judío.
Ella se puso a la defensiva cuando Jesús le pidió agua. Y su respuesta fue sarcástica. “¿Cómo tú, siendo Judío, me pides de beber a mí, que soy una mujer samaritana?” Jesús le respondió. “Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice dame de beber, tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua viva.” Fue así como comenzó el gran encuentro, con un dialogo amoroso y sincero. Hoy la liturgia nos invita a buscar el agua viva.
Entonces ¿cómo será tu búsqueda de esta agua? ¿Sabes qué Jesús nos espera cada día a la orilla del pozo? Sigamos en está Cuaresma luchando por ser mejores y buscando el agua viva que es Jesús.
Año A Juan 4:5-42
Año B Juan 2:18-25
Año C Lucas 13:1-9
Cuarto Domingo de Cuaresma: El Ciego de Nacimiento (Juan 9:1-41)
El Evangelio de hoy es dramático, no solamente por el milagro, sino por el odio que se desato a través de este, y el dialogo que le sigue por medio de la trama. Aparte de Jesús y sus discípulos, el ciego mismo, sus padres y vecinos junto con el dividido grupo de fariseos, juegan un papel vital en esta historia. Si nos fijamos el ciego no se acerca a Jesús. Es Jesús que lo busca a el.
Dos formas de ver son marcadas en este el milagro. El ciego no solo recobra la vista, sino que le da el poder de ver por primera vez. Ver físicamente y ver espiritualmente. El ciego de nacimiento nos muestra el gran poder de Dios al curarlo. A pesar de todos los desacuerdos de las personas implicadas en esta historia, Jesús hizo su labor de justicia y de compasión para con el ciego. El no se detuvo aunque esto implicaba su muerte.
¿Si vivieras en los tiempos de Jesús a cuál grupo de personas pertenecías? ¿Crees tú que hay ciegos en nuestros tiempos? En este día unámonos a los catecúmenos del mundo entero para que sean tocados por Jesús y puedan ver la luz. Y nosotros los ya bautizados seamos dadores de luz y esperanza para todas las personas que se nos acercan. Esto es lo que espera Jesús de cada uno.
Año A Juan 9:1 - 41
Año B Juan 3:14 - 21
Año C Lucas 15:1 – 3. 11 - 32
Quinto Domingo de Cuaresma: La Resurrección de Lázaro (Juan 11:1 – 45)
La resurrección de Lázaro nos recuerda el poder de Cristo ya que El es la Resurrección y la Vida, y todas las personas que creen en El tendrán la vida eterna. Estamos celebrando el quinto domingo de Cuaresma, y este nos trae una muerte, la de Lázaro amigo de Jesús.
Con este acontecimiento Jesús firma su sentencia de muerte. La próxima semana estaremos celebrando el Domingo de Ramos y daremos comienzo a la Semana Santa. Si nos ponemos a resumir cada domingo de este tiempo cuaresmal podremos decir lo siguiente:
Primer domingo, Jesús es tentado en el desierto y sale victorioso. Segundo domingo, Jesús nos muestra la vida futura con la Transfiguración. Tercer domingo, Jesús nos ofrece el agua viva para nunca tener más sed. Cuarto domingo, Jesús cura nuestra ceguera y nos da la luz. Quinto domingo, Jesús resucita a Lázaro y nos invita a creer en El para no morir nunca más. ¿Cuál de estos Evangelios toco tú vida? ¿De que forma vas a acompañar a Jesús para estar con El en la cruz? ¿Podrás resucitar esta Pascua?
Año A Juan 11:1 – 45
Año B Juan 12:20 – 33
Año C Juan 8:1 – 11
Domingo de Ramos: De la Pasión del Señor (Lucas 22:14 – 23, 56)
Hoy es un día de fiesta, hoy es un día de contradicción, Jesús llega victorioso a la muerte. Los pobres y los sencillos de corazón le aplauden y se alegran con su presencia. Los ricos y duros de corazón planean darle muerte al que es la vida misma.
¿Qué podemos aprender hoy de este acontecimiento? Sencillamente que el corazón del ser humano es cambiante. Muchas veces se deja llevar por sus emociones y es ahí donde pone su confianza. La liturgia de hoy nos invita a levantar nuestras palmas y recibir a Jesús como Rey. Seamos cristianos de compromiso, no de alboroto.
Conservemos nuestras palmas, no para colocarlas en el coche, o detrás de la puerta, sino ojalá que sean un símbolo de la victoria de Cristo que es nuestra victoria. No olvides que las palmas no son mágicas, estas simples ramitas nos recuerdan que debemos de tener un cambio radical en nuestras vidas. ¡Se llama Jesús!