5to Domingo de Pascua 2017
Todos
tenemos la experiencia de lo maravilloso que es llegar a casa después de una
larga jornada de trabajo, de una enfermedad larga y penosa en el hospital, y
aun regresar de vacaciones. Da un sentimiento de descanso y comodidad, que nos
obliga a expresar “Hogar dulce hogar”.
Donde
crecimos, sea en el país que sea nos saca profundos suspiros al recordar los
momentos felices que pasamos en compañía de nuestros padres, hermanos y toda la
familia incluyendo a los vecinos.
La vida pasa y se va y solo el recuerdo queda
para disfrutar.
Tenemos
diferentes facetas en la vida, de las cuales tenemos que aprender de las experiencias vividas. Pero siempre el
recordar el hogar, aunque nos resistamos a veces a los recuerdos, estos afloran a nuestra mente como inmensa y agitada catarata. ¿Que nos asusta de los recuerdos? ¿Que nos hace feliz recordar?
En el
Evangelio de hoy el Señor Resucitado nos recuerda que se va al Padre, que
vuelve a casa. Nos pide con las siguientes palabras conservar la paz. “No se turben; crean en Dios y crean también
en mí. En la casa de mi Padre hay muchas habitaciones. De no ser así, no les
habría dicho que voy a prepararles un lugar”. (Juan 14:1-2).
Jesús, nos
frece creer en Dios y en el lugar que él nos ha preparado. El hogar para toda
la eternidad, donde estaremos fuera de cualquier problema y que será compartido
con el Señor Resucitado. Por lo tanto, desde ahora disfrutemos de ese
sentimiento de acogida y amor que se nos da al llegar a casa. ¡Nuestra Casa! Ahi, donde estan los que quiero, los que me hacen feliz.
Preguntas para
reflexión durante la semana:
¿De qué forma Jesús, me está guiando por medio
de la comunidad a llegar a casa?
¿Qué caminos debo de buscar para disfrutar mi
hogar con la familia?
¿Soy de los que no quiero llegar a casa y me
entretengo en otros lugares que me alejan de mi familia?
©Lupita Vital Cruz
Directora del apostolado Hispano
Vital@dsj.org