Adviento:
Tiempo de Espera y Preparación a la Navidad
La Navidad
se acerca. Estamos preparando para celebrar este acontecimiento
tan esperado. En todo el mundo de alguna forma se celebra el nacimiento de
Jesús. En la cultura hispana tenemos las tradicionales posadas que datan del
siglo XVI y son una novena donde se visitan las casas entre los vecinos para
meditar los misterios del rosario y cantar villancicos de Adviento y Navidad.
Se acompaña
a la Virgen María y a Señor San José en su recorrido de fe y esperanza para encontrar
un lugar donde nazca el niño (Lucas 2,1-7). Las posadas nos anticipan la
alegría de sentir a Jesús hecho niño y recostado en un pesebre entre nosotros.
También se comparte lo que se tiene. Puede ser desde una rica cena hasta el
tradicional chocolate con pan dulce, sin faltar las tradicionales piñatas que
representan el mal que se rompe y lo que cae de ellas es la gracia de Dios dada
a nosotros en abundancia.
La iglesia en este tiempo de Adviento nos invita a preparar el camino, a estar
atentos, a la llegada de Jesús. El calendario litúrgico nos indica que “Adviento” significa venida, espera o
llegada y es un período litúrgico que abarca cuatro semanas. Su fin es celebrar
la venida del Señor, tanto en su aspecto histórico como escatológico; es decir,
la venida de Cristo en gloria y majestad (Profetas Isaías y Miqueas).
Para llevar
a cabo esta preparación tenemos cuatro domingos durante los cuales las lecturas
de la Sagrada Escritura nos ofrecen una pauta a seguir para cambiar nuestros
modos de vivir y enderezar los caminos. Por lo tanto, durante, los primeros
días las lecturas se enfocan principalmente en la venida escatológica del
Señor, mientras las lecturas al final del tiempo de Adviento profundizan en la
venida de Cristo mediante su nacimiento humano.
Primer Domingo de Adviento: ¡Despiertos, Velando!
En el Evangelio de hoy se nos pide el que estemos despiertos velando en todo
momento. Estamos rodeados de este momento de esperar despiertos. Alertas,
porque no sabemos a qué hora llega el dueño de la casa a pedir cuentas. Por eso, cabe
que reflexionemos en las siguientes preguntas ¿Qué sentido tiene mi vida ahora?
¿En nuestras familias, en nuestra cultura? Jesús, nos quiere despiertos y
alerta. Entonces. ¿Qué actividades, y cosas me hacen estar menos despierto a la presencia de Dios en mi
vida? (Marcos13:33-37).
Al continuar nuestra jornada de Adviento hemos encontrado un personaje, un
profeta muy especial que nos invita a enderezar lo torcido, hacer llano el
camino, a preparar un lugar para Jesús. Estamos invitados a arrepentirnos y
vivir en relación unos con otros. La clave es saber perdonar y luchar por la
justicia y la paz. El profeta Isaías invitaba al pueblo de Israel a encender la
esperanza por la llegada del Mesías. Hoy El nos invita a nosotros a “preparar
el camino del Señor” porque ya viene el Mesías (Isaías 40:1-5, 9-11 y Marcos
1:1-8).
Tercer Domingo de Adviento: ¡El
Camino del Señor es Gozo!
El Reino de Dios ya está aquí. La iglesia, la familia, y la comunidad son la
señal de que Dios se hace presente entre nosotros. Por eso, todos, debemos
regocijarnos y seguir caminando con esperanza. El Espíritu del Señor no nos
abandona. Trabajando, luchando para
anunciar la libertad a los cautivos, hablar por los sin voz, siendo apoyo del
que se siente vencido. Nuestros corazones ansían ser nuevos y tener alegría.
Esto será realidad sólo si aceptamos a Jesús en nuestras vidas. Juan Bautista
es el modelo a seguir, el es el que nos lleva a Jesús y María con su “SI” nos
lo hace realidad. (Isaías 61:1-2a 10-11 y Juan 1:6-8, 19-28).
Cuarto Domingo de Adviento: ¡Dios
Tiene un Plan!
Jesús llega a nosotros y es el Mesías el Salvador. Con el nacimiento de Jesús
se cumplen todas las promesas del Antiguo Testamento. Pero en el año 2017 y
2018, ¿sabemos quién es Jesús? ¿Reconocemos a Jesús presente dentro nuestra
comunidad, familia, y amigos?
Ojalá, que
esta Navidad, descubramos una vez más que Jesús es el Hijo de Dios, el Señor, el
Hijo de David, el Mesías, el Hijo de Abrahán, el “Emmanuel” Dios con nosotros. Es el mejor regalo que se nos ha
dado.
El cielo y la tierra están en comunión. El hijo de Dios toma nuestra
humanidad cansada por tanta injusticia que ha dejado la guerra y el terrorismo
y en ella se recrea.
Jesús, nace
en una noche oscura, pero su presencia ilumina a todo rincón de la tierra y a
toda la humanidad. “Destilen, cielos, el
rocío, y que las nubes lluevan al justo; que la tierra se abra y haga germinar
al Salvador” (Isaías 45,8: 7,10-14: Mateo 1,18-24).
La liturgia, de este tiempo, nos invita a saborear y a meditar las lecturas de cada
domingo y hacer nuestra la Palabra de Dios. Por eso, debemos mirar a lo alto y
buscar la estrella que nos guiará a escuchar el mensaje de paz muy dentro de
nuestros corazones y cantarlo en este festival de salvación como los ángeles lo
hicieron hace más de dos mil años: "Gloria
a Dios en lo más alto del cielo, y en la tierra gracia y paz a los hombres de
buena voluntad" (Lucas 2,1-14).
Y usted, se preguntará, después de haber leído esto, ¿qué puedo yo hacer?
He aquí algunas sugerencias para que su Adviento
no sea vacío y logre una Navidad
llena de luz y esperanza.
- Visitar
alguna iglesia y hacer oración por la paz.
- Leer la
Sagrada Escritura en familia por 15 o 20 minutos en este tiempo de Adviento.
- Saludar
a la familia que está lejos.
- Hacer
una posada en familia.
- No
gastar el diario en regalos que no necesitamos.
- Orar en
familia en algún momento del día.
- Compartir
algo de nosotros con los más pobres.
- Visitar
a los enfermos - los ancianos.
- Acudir
a su parroquia a los servicios de Reconciliación.
- Comunicarse
mejor entre padres e hijos.
Finalmente,
con el primer domingo de “Adviento” comenzamos el año “B”. Durante todo este
tiempo escucharemos el evangelio de San Marcos. El nos guiará poco a poco a
seguir a Jesús de Nazaret. El Mesías anunciado, el Cristo.
Ojalá, que, todas las
celebraciones navideñas nos ayuden a reconocer las bendiciones que Jesús trae a
nuestras familias, comunidad y culturas y en todos los lugares de la tierra,
especialmente en aquellos donde existe la guerra, el terrorismo y cualquier otro tipo de
violencia. El profeta nos invita a profundizar en su mensaje. “He aquí que vendrá nuestro Salvador, ya no tengan miedo” (Isaías 35,4).
¡Feliz Navidad a todos los hombres y
mujeres de buena voluntad que trabajan incansablemente por un mundo de paz! Que
el Año 2018 sea pleno de salud y alegría.
©Lupita Vital Cruz
Directora del Apostolado Hispano
Diócesis de San José
Vital@dsj.org