¡Cuidado! ¡Mantente Despierto, Velen!
Por Lupita Vital Cruz
Es la invitación que el Señor Jesús nos hace al comenzar el ciclo “B” de este tiempo litúrgico. El Adviento es el tiempo en que estamos llamados(as) a reflexionar en la forma de cómo Dios nos habla. A base de experiencias propias nos damos cuenta que, escuchar lo que Dios quiere de cada persona es un aprendizaje de toda la vida. Nada es fácil todo requiere de un proceso que muchas veces es doloroso.
Sin embargo si sabemos velar con Dios podremos llegar a la claridad del sol que es Jesús en cada Navidad. La iglesia en este tiempo de Adviento nos invita a estar despiertos. En estas cuatro semanas las lecturas del Evangelio de San Marcos nos muestran, la urgencia que el Señor Jesús tenía para sus discípulos de mantenerse despiertos y esta misma urgencia es para nosotros(as) en la actualidad.
La liturgia en este tiempo de Adviento es muy rica, por lo tanto la catequesis debe prepararse de tal modo que no solamente informe e instruya a las personas, sino que las lleve a transformar su vida en una intimidad con Jesucristo. (Catechesi Tradendae #5).
Primer Domingo de Adviento
¡No se Duerman!
“Estén preparados y vigilando, porque no saben cuándo llegará ese momento. Cuando un hombre va al extranjero y deja su casa, entrega responsabilidades a sus sirvientes, cada cual recibe su tarea, y al portero le exige que esté vigilando. Lo mismo ustedes: estén vigilantes, porque no saben cuándo regresará el dueño de la casa, si al atardecer, a medianoche, al canto del gallo o de madrugada; no sea que llegue de repente y los encuentre dormidos. Lo que les digo a ustedes se lo digo a todos: Estén despiertos.” (Marcos 13, 33-37).
Se nos advierte que debemos de esperar al Señor haciendo el trabajo que se nos ha encomendado. Se nos invita a hacer un alto en la vida, a ver cuales son nuestras prioridades. A preguntarnos ¿Qué sentido tiene nuestra vida hoy? ¿De qué forma podemos despertar en la familia y en la sociedad los valores del Evangelio? Y por último ¿De qué forma podemos vigilar y ayudar a nuestros hermanos y hermanas, a vivir y practicar la misericordia y la justicia con los más vulnerables? Recuerda que; “camarón que se duerme se lo lleva la corriente.” Este dicho popular encierra una gran verdad. ¡No te duermas vigila siempre!
Segundo Domingo de Adviento
¡Hay que Comenzar de Nuevo!
Este es el comienzo de la Buena Nueva de Jesucristo (Hijo de Dios). En el libro del profeta Isaías estaba escrito: “Mira, te voy a enviar a mi mensajero delante de ti para que te prepare el camino. Escuchen ese grito en el desierto: Preparen el camino del Señor, enderecen sus senderos.” Es así como Juan el Bautista empezó a bautizar en el desierto. Allí predicaba bautismo y conversión, para alcanzar el perdón de los pecados. Toda la provincia de Judea y el pueblo de Jerusalén acudían a Juan para confesar sus pecados y ser bautizados por él en el río Jordán. Además de la piel que tenía colgada de la cintura, Juan no llevaba más que un manto hecho de pelo de camello. Su comida eran langostas y miel silvestre. Juan proclamaba este mensaje: “Detrás de mí viene uno con más poder que yo. Yo no soy digno de desatar la correa de sus sandalias, aunque fuera arrodillándome ante él.” Yo los he bautizado con agua, pero él los bautizará en el Espíritu Santo.” (Marcos 1, 1-8).
Marcos, nos da las Buenas Noticias con el grito de Juan Bautista en el desierto. El anuncia la venida del Enviado de Dios. De este enviado que ya había sido anunciado en el Antiguo Testamento. El profeta Isaías invitaba al pueblo de Israel a consolarse unos a otros, a darse cuenta que el tiempo de servidumbre ya se terminaba. Por lo tanto recordemos que: El pueblo de Israel traía a su memoria su regreso del exilio. Nosotros debemos recordar que somos inmigrantes, que la tierra es de todos y que la eternidad es nuestro futuro. Haciendo memoria lograremos ver los beneficios de Dios en nuestra vida.
Estos dos profetas, siguen gritando en la sociedad de hoy, enderecen el camino arreglen lo torcido de su vida, pero tal parece que no son escuchados. El consumismo, la injusticia, la idolatría el poder hacen sordos al ser humano y cierran toda posibilidad de cambio. El modo de vivir que ellos invitan a preparar es aquel que lleva a compartir todo lo que se tiene para poder ver al Enviado de Dios que es Jesús. Los pobres de espíritu entienden este mensaje.
Dios quiere trabajar en nosotros en este Adviento. La gracia es abundante el cielo se abre y nos envía en abundancia la paz. Por lo tanto pregúntate ¿de qué forma dejo que Dios trabaje en mi? ¿Cuál es la experiencia comunitaria que me ha llevado a reconocer la presencia de Dios? ¿Qué debo de enderezar en mi vida?
Tercer Domingo de Adviento
¡La Luz llega hay que Recibirla!
Vino un hombre, enviado por Dios, que se llamaba Juan. Vino para dar testimonio, como testigo de la luz. Aunque no fuera él la luz, le tocaba dar testimonio de la luz. Este fue el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron sacerdotes y levitas desde Jerusalén para preguntarle: “¿Quién eres tú?” Juan lo declaró y no ocultó la verdad: “Yo no soy el Mesías.” Le preguntaros: “¿Quién eres entonces? ¿Elías?” Contestó: “No lo soy.” Le dijeron: “¿Eres el Profeta? Contestó: “No.” Entonces le dijeron: ¿Quién eres, entonces.” Pues tenemos que llevar una respuesta a los que nos han enviado. “¿Qué dices de ti mismo?” “Yo soy, como dijo el profeta Isaías, la voz que grita en el desierto: Enderecen el camino del Señor.” Los enviados eran del grupo de los fariseos, y le hicieron otra pregunta: “¿Por qué bautizas entonces, si no eres el Mesías, ni Elías, ni el profeta?” Les contestó Juan: “Yo bautizó con agua, pero en medio de ustedes hay uno a quien ustedes no conocen, y aunque viene detrás de mí, yo no soy digno de soltarle la correa de su sandalia.” Esto sucedió en Betania, al otro lado del Río Jordán, donde Juan bautizaba. (Juan 1, 6 – 8. 19 – 28).
Juan Bautista no tenía ninguna duda de quién era él. El habló con claridad al grupo de sacerdotes y levitas, que él no era Elías, ni el Mesías. Tal parece aquí que los más ciegos son los líderes religiosos de Jerusalén. Con este evento nos podemos imaginar la forma de cómo la gente esperaba al Mesías. Pensaban que sería como Elías que había sido arrebatado en un carruaje al cielo. (Profeta Malaquías 3, 1 - 23). Las personas tenían la esperanza de un gran profeta con mucho poder, que los liberaría de todas sus opresiones. Por eso estaban tan confundidos, pues el Mesías que Juan anunciaba era muy diferente. Por lo tanto se tenían que desgarrar la vista, algo así como ponerse lentes de aumento para distinguir mejor.
Sin embargo Juan Bautista insiste que él solamente es la voz que grita en el desierto. Que él no es importante, que viene otro más poderoso que todos los profetas. El papel de Juan es el de ser testigo de la luz. Para que el Reino de Dios que es la luz exista en la Iglesia, la familia y en la sociedad, tenemos que ser testigos de esa luz como Juan Bautista. El Evangelio de hoy nos ayuda a ver la forma de vencer las fronteras de la envidia, de la guerra, de la discriminación, y de la falta de amor que existe en estos tiempos. Nuestros ojos ansían ver la luz, para ser nuevos. Sabías que si tienes mucha luz puedes ver mejor. ¡Anda escucha a Juan Bautista! y se quitarán las cataratas de tus ojos.
Preguntas para reflexión: ¿Sientes qué tu corazón es muy viejo para ver la luz de Dios en ti? ¿O sientes qué tu corazón es muy joven que Dios puede hacer que te llenes de luz para ver mejor?
Cuarto Domingo de Adviento
¡El Sí de María sigue Contando en la Historia!
Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una joven virgen que estaba comprometida en matrimonio con un hombre, llamado José, de la familia de David. Llegó el ángel hasta ella y le dijo: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.” María quedó muy conmovida al oír estas palabras, y se preguntaba qué significaría tal saludo. Pero el ángel le dijo: “No temas, María, porque has encontrado el favor de Dios. Concebirás en tu seno y darás a luz un hijo, al que pondrás el nombre de Jesús. Será grande y justamente será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de su antepasado David; gobernará por siempre el pueblo de Jacob y su reinado no terminará jamás.” María entonces dijo al ángel: “¿Cómo puede ser eso, si yo soy virgen.? Contestó el ángel: “Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el niño santo que nacerá de ti será llamado Hijo de Dios. También tu parienta Isabel está esperando un hijo en su vejez, y aunque no podía tener familia, se encuentra ya en el sexto mes del embarazo. Para Dios, nada es imposible.” Dijo María: “Yo soy la servidora del señor, hágase en mí tal como has dicho.” Después la dejo el ángel (Lucas 1, 26 – 28).
El “Sí” de la Virgen María nos sigue dejando anonadados, su valentía ayuda a que se cumpla por fin la alianza entre Dios y la humanidad. Jesús al ser concebido en el seno de la Virgen María, esta prácticamente haciéndola parte de la salvación. Jesús es la alianza eterna. Los niños(as) al nacer pertenecen por igual al padre y a la madre. Jesús al nacer del Padre y de la Virgen María, une las dos familias la eterna y la humana. La misión evangelizadora de la Virgen maría, es la de mostrarnos a Jesús y reconocerlo como nuestro Salvador.
Gracias a la Virgen María tenemos el mejor regalo que Dios nos ha dado, a su propio Hijo. La liturgia de este tiempo nos invita a saborear este “Sí” de María, y a hacerlo tan nuestro que nuestras actitudes de vida cambien. Por eso debemos mirar el vientre de la Virgen maría, y buscar la paz que ella ofrece. Ella nos da al Emmanuel al Dios con nosotros. Solo dando un giro nuevo a la vida, lograremos cantar como los ángeles la noche de la Navidad, “Gloria a Dios en lo más alto del cielo, y en la tierra gracia y paz a los hombres de buena voluntad” (Lucas 2, 1-14). Pero en el año 2011, ¿Sabemos quién es Jesús? ¿Reconocemos a Jesús presente en la familia, comunidad y en la sociedad? Tal parece que no, ya que sigue existiendo la maldad en el mundo. Y esta toma diferentes formas, tales como; poder, dinero, glamour, comodidad y mucho más.
Pero quizá usted se pregunta: ¿Ahora qué? ¿Qué puedo yo hacer? Contemple a la Virgen María y ella le dirá que hacer. En sus catequesis se puede sugerir lo siguiente:
- Visitar su parroquia y hacer oración por la paz del mundo
- Leer la Sagrada Escritura en familia por 15 o 20 minutos para enderezar el sendero
- Escribir a la familia que esta lejos y decirle cuanto los quiere
- Hacer una posada en la familia
- No gastar el sueldo en regalos que no necesitamos
- Orar en familia en algún momento del día
- Compartir algo de lo que tenemos con los más pobres
- Visitar a los/las enfermos, y ancianos(as)
- Acudir a su parroquia a los servicios de Reconciliación
La Liturgia nos da la oportunidad de vivir las promesas, de la Encarnación y de estar despiertos para obtener la salvación prometida. Esta es la finalidad del Adviento hoy en día, prepararnos para celebrar la Navidad. Este tiempo es la oportunidad de celebrar el misterio de Dios con nosotros. Los profetas, y la Virgen María, nos invitan a no dejarnos envolver por el consumo y el materialismo, si así lo hacemos nos privaremos de la luz. Navidad es la fiesta de Jesús no de las tiendas. No te dejes confundir, ni engañar por querer tener todo nuevo en cosas materiales. La Navidad es diferente, es Jesús para ti. No olvides que tu vida es de Dios.
¡Feliz Navidad a todos los hombres y mujeres de buena voluntad que trabajan incansablemente por un mundo de paz!
Los Evangelios fueron tomados de la “Biblia latinoamericana”, (Editorial verbo Divino, Impreso en España. 1995).