jueves, diciembre 14, 2017

Adviento: Tiempo de Espera y Preparación a la Navidad




Adviento: Tiempo de Espera y Preparación a la Navidad



La Navidad se acerca. Estamos preparando para celebrar este acontecimiento tan esperado. En todo el mundo de alguna forma se celebra el nacimiento de Jesús. En la cultura hispana tenemos las tradicionales posadas que datan del siglo XVI y son una novena donde se visitan las casas entre los vecinos para meditar los misterios del rosario y cantar villancicos de Adviento y Navidad.

Se acompaña a la Virgen María y a Señor San José en su recorrido de fe y esperanza para encontrar un lugar donde nazca el niño (Lucas 2,1-7). Las posadas nos anticipan la alegría de sentir a Jesús hecho niño y recostado en un pesebre entre nosotros. También se comparte lo que se tiene. Puede ser desde una rica cena hasta el tradicional chocolate con pan dulce, sin faltar las tradicionales piñatas que representan el mal que se rompe y lo que cae de ellas es la gracia de Dios dada a nosotros en abundancia.

La iglesia en este tiempo de Adviento nos invita a preparar el camino, a estar atentos, a la llegada de Jesús. El calendario litúrgico nos indica que “Adviento” significa venida, espera o llegada y es un período litúrgico que abarca cuatro semanas. Su fin es celebrar la venida del Señor, tanto en su aspecto histórico como escatológico; es decir, la venida de Cristo en gloria y majestad (Profetas Isaías y Miqueas).

Para llevar a cabo esta preparación tenemos cuatro domingos durante los cuales las lecturas de la Sagrada Escritura nos ofrecen una pauta a seguir para cambiar nuestros modos de vivir y enderezar los caminos. Por lo tanto, durante, los primeros días las lecturas se enfocan principalmente en la venida escatológica del Señor, mientras las lecturas al final del tiempo de Adviento profundizan en la venida de Cristo mediante su nacimiento humano.

Primer Domingo de Adviento: ¡Despiertos, Velando!

En el Evangelio de hoy se nos pide el que estemos despiertos velando en todo momento. Estamos rodeados de este momento de esperar despiertos. Alertas, porque no sabemos a qué hora llega el dueño de la casa a pedir cuentas. Por eso, cabe que reflexionemos en las siguientes preguntas ¿Qué sentido tiene mi vida ahora? ¿En nuestras familias, en nuestra cultura? Jesús, nos quiere despiertos y alerta. Entonces. ¿Qué actividades, y cosas me hacen estar menos despierto a la presencia de Dios en mi vida? (Marcos13:33-37).





Al continuar nuestra jornada de Adviento hemos encontrado un personaje, un profeta muy especial que nos invita a enderezar lo torcido, hacer llano el camino, a preparar un lugar para Jesús. Estamos invitados a arrepentirnos y vivir en relación unos con otros. La clave es saber perdonar y luchar por la justicia y la paz. El profeta Isaías invitaba al pueblo de Israel a encender la esperanza por la llegada del Mesías. Hoy El nos invita a nosotros a “preparar el camino del Señor” porque ya viene el Mesías (Isaías 40:1-5, 9-11 y Marcos 1:1-8). 


Tercer Domingo de Adviento: ¡El Camino del Señor es Gozo!

El Reino de Dios ya está aquí. La iglesia, la familia, y la comunidad son la señal de que Dios se hace presente entre nosotros. Por eso, todos, debemos regocijarnos y seguir caminando con esperanza. El Espíritu del Señor no nos abandona.  Trabajando, luchando para anunciar la libertad a los cautivos, hablar por los sin voz, siendo apoyo del que se siente vencido. Nuestros corazones ansían ser nuevos y tener alegría. Esto será realidad sólo si aceptamos a Jesús en nuestras vidas. Juan Bautista es el modelo a seguir, el es el que nos lleva a Jesús y María con su “SI” nos lo hace realidad. (Isaías 61:1-2a 10-11 y Juan 1:6-8, 19-28).

Cuarto Domingo de Adviento: ¡Dios Tiene un Plan!
 
Jesús llega a nosotros y es el Mesías el Salvador. Con el nacimiento de Jesús se cumplen todas las promesas del Antiguo Testamento. Pero en el año 2017 y 2018, ¿sabemos quién es Jesús? ¿Reconocemos a Jesús presente dentro nuestra comunidad, familia, y amigos?
Ojalá, que esta Navidad, descubramos una vez más que Jesús es el Hijo de Dios, el Señor, el Hijo de David, el Mesías, el Hijo de Abrahán, el “Emmanuel” Dios con nosotros. Es el mejor regalo que se nos ha dado. 
El cielo y la tierra están en comunión. El hijo de Dios toma nuestra humanidad cansada por tanta injusticia que ha dejado la guerra y el terrorismo y en ella se recrea. 
Jesús, nace en una noche oscura, pero su presencia ilumina a todo rincón de la tierra y a toda la humanidad. “Destilen, cielos, el rocío, y que las nubes lluevan al justo; que la tierra se abra y haga germinar al Salvador” (Isaías 45,8: 7,10-14: Mateo 1,18-24).

La liturgia, de este tiempo, nos invita a saborear y a meditar las lecturas de cada domingo y hacer nuestra la Palabra de Dios. Por eso, debemos mirar a lo alto y buscar la estrella que nos guiará a escuchar el mensaje de paz muy dentro de nuestros corazones y cantarlo en este festival de salvación como los ángeles lo hicieron hace más de dos mil años: "Gloria a Dios en lo más alto del cielo, y en la tierra gracia y paz a los hombres de buena voluntad" (Lucas 2,1-14).

Y usted, se preguntará, después de haber leído esto, ¿qué puedo yo hacer?

He aquí algunas sugerencias para que su Adviento no sea vacío y logre una Navidad llena de luz y esperanza.
  • Visitar alguna iglesia y hacer oración por la paz.
  • Leer la Sagrada Escritura en familia por 15 o 20 minutos en este tiempo de Adviento.
  • Saludar a la familia que está lejos.
  • Hacer una posada en familia.
  • No gastar el diario en regalos que no necesitamos.
  • Orar en familia en algún momento del día.
  • Compartir algo de nosotros con los más pobres.
  • Visitar a los enfermos -  los ancianos.
  • Acudir a su parroquia a los servicios de Reconciliación.
  • Comunicarse mejor entre padres e hijos.
Finalmente, con el primer domingo de “Adviento” comenzamos el año “B”. Durante todo este tiempo escucharemos el evangelio de San Marcos. El nos guiará poco a poco a seguir a Jesús de Nazaret. El Mesías anunciado, el Cristo.

Ojalá, que, todas las celebraciones navideñas nos ayuden a reconocer las bendiciones que Jesús trae a nuestras familias, comunidad y culturas y en todos los lugares de la tierra, especialmente en aquellos donde  existe la guerra, el terrorismo y cualquier otro tipo de violencia. El profeta nos invita a profundizar en su mensaje. “He aquí que vendrá nuestro Salvador, ya no tengan miedo” (Isaías 35,4).

¡Feliz Navidad a todos los hombres y mujeres de buena voluntad que trabajan incansablemente por un mundo de paz! Que el Año 2018 sea pleno de salud y alegría. 


©Lupita Vital Cruz
Directora del Apostolado Hispano
Diócesis de San José
Vital@dsj.org