jueves, abril 06, 2006

Viernes Santo; Jesús Vestido Rojo

Crucifix by John Singer Sargent (d. 1925), found at Sargent Hall in the Boston Public LibraryPor Lupita Vital Cruz

Recuerdo, con gran frescura la Semana Santa ó Semana Mayor en mi País, México. Ya desde el Miércoles de Ceniza, con las estaciones del Vía-Crucis, el ayuno, la abstinencia y el visitar a los enfermos y necesitados daba comienzo la Pasión del Señor. Todo cambiaba exteriormente, la comida, la creación, el comportamiento, la iglesia se vestía de morado y era la señal de que el luto comenzaba. Para alcanzar la paz interior se invitaba a las personas a asistir a charlas de reflexión llamadas ejercicios espirituales, (que aún se llevan a cabo). Se motivaba a ejercitar la penitencia y la oración. Se creía que solamente de este modo se podría gozar de la Pascua del Señor Resucitado.

En los Estados Unidos no tenemos este tipo de charlas, pero contamos con muchas otras formas de crecimiento espiritual. Cada parroquia en la Diócesis de San José California, se prepara durante la Cuaresma, con gran entusiasmo a celebrar la Resurrección del Señor, sus celebraciones son multiculturales y las representaciones de la Pasión del Señor son ya una tradición entre los jóvenes y los adultos. Se motiva a los fieles a la penitencia, oración y participación en eventos que hacen que se practique la justicia y la paz.

A pesar de vivir en una tierra extraña en costumbres y cultura, el pueblo inmigrante que sufre todo tipo de vejaciones se identifica con Jesús. El profeta Isaías ayuda a entender este modo de pensamiento de los pobres y marginados cuando dice:
¿Por qué es rojo tu vestido?
¿Quién es ése del vestido esplendoroso,
y de andar majestuoso?
“Soy yo que hablo de justicia
y soy poderoso para salvar.” (Isaías 63,1)

La Sangre Roja del Rey, es esplendorosa y nos salva. Esto es para el pueblo Hispano la identificación plena con el sufrimiento de la Pasión, por lo tanto el sufrimiento no asusta por el contrario se confronta con dignidad y se sublima.

El sufrimiento no es en vano, el Señor Jesús, nos lo demuestra en la cruz. En su agonía nos hereda su legado de amor para que podamos continuar con nuestro peregrinaje. Como inmigrantes conocemos muy bien este camino de la cruz. Por lo tanto debemos de agradecer analizar y convertirnos, al recordar las últimas palabras del Señor Jesús.
  • “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.” (Lucas 23, 34).
  • “En verdad te digo que hoy mismo estarás conmigo en el paraíso.” (Lucas 23, 43).
  • “Mujer, ahí tienes a tu Hijo.” Después dijo al discípulo: “Ahí tienes a tu madre.” (Juan 19,26).
  • “Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has abandonado?” (Mateo 27,46).
  • “Tengo sed.” (Juan 19,28).
  • “Todo está cumplido.” (Juan 19,30).
  • “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.” (Lucas 23,46).

¿No es acaso la Sangre Roja del Señor, la misma sangre de tantas personas que mueren al cruzar la frontera? Y de tantos millones de personas que trabajan día a día con sueldos de miseria, para traer el sustento a su hogar. Ojalá que en esta Semana Santa tengamos momentos de reflexión personal, para poder identificarnos con el Señor Jesús en la cruz, que es el mismo Rey vestido de rojo que el profeta Isaías nos menciona. Y esto es lo que identifica y celebra con fervor el pueblo Hispano el Viernes Santo. “La Sangre Roja de Jesús.”

(Los pasajes de la Biblia fueron tomados de la “Biblia Latinoamericana Edición Pastoral, Verbo Divino 1995).