viernes, octubre 28, 2005

¿Cómo hacer un Ministerio Saludable?

Por Lupita Vital

Image hosted by Photobucket.comAl comenzar el año catequético siempre estamos llenos de energía, alegría y de muchos proyectos y metas a realizar. Pero la realidad es otra, pues nos damos cuenta que hay tanta cosa por hacer y el día solamente tiene 24 horas de las cuales 8 son para el trabajo y las demás se supone son para recuperar la energía para el siguiente día.

El ministerio de la catequesis requiere de muchos detalles, pero uno es el principal. La Exhortación Apostólica Catechesi Tradendae, del Papa Juan Pablo II en el #5 nos dice que:
El fin definitivo de la catequesis es poner a uno no sólo en contacto sino en comunión, en intimidad con Jesucristo.
Espero que la meta de todos(as), las personas que hacemos el ministerio de la catequesis, sea la de llevar a las personas no solo hablar de Jesús sino a llevarlos a una intimidad con El.

Pero quizá te sigas preguntando, ¿qué es hacer el ministerio saludable y mejor? ¿Cómo ser una persona equilibrada y profesional? ¿Cómo llegar a un balance con las horas de trabajo en la parroquia y el hogar?

La Conferencia Nacional para los/las Dirigentes Catequéticos. (Normas Nacionales para Certificación de Ministros Eclesiales Laicos,). Fueron elaboradas por NALCM, NCCL y NFCYM y aprobadas por la Comisión y Acreditación de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos. 2003. (NCCL me dio la autorización para publicar el siguiente párrafo de la introducción, página xxvii).

En su código de ética profesional nos dice que los líderes deben de tener claro lo siguiente:

  • Profundiza continuamente su relación con Dios, sintiendo pasión por el Evangelio y participando en la oración y los sacramentos.
  • Valoriza y promueve la dignidad de toda persona.
  • Practica la corresponsabilidad, respetando toda la Creación.
  • Sirve como modelo profesional y siempre busca aprender más en las áreas necesarias para el ministerio catequético.
  • Establece relaciones correctas con los demás, manteniendo los límites emocionales o sexuales con los miembros de la parroquia de cualquier sexo o edad.
  • Mantiene la confidencialidad cuando se le pide, o cuando la naturaleza del caso lo exige de por sí.
  • Emplea la justicia y la caridad en sus acciones y sus decisiones.
  • Trabaja de manera colaborativa con otros ministros de la parroquia y de la Iglesia.
  • No acepta remuneración por cualquier trabajo que presente un conflicto de intereses con sus responsabilidades parroquiales.
  • Facilita la formación de los fieles en la fe de acuerdo con la visión actualizada por los documentos eclesiales.
  • Sigue las normas diocesanas y los estatutos legales que se apliquen a la situación para proteger los derechos de los individuos contra cualquier abuso.
  • Aprecia los talentos de los demás, y les habilita para ejercerlos.
  • Se muestra inclusivo y respetuoso hacia la diversidad que existe dentro de la Iglesia.

Como ves todas estas normas nos ayudan a mejorar nuestro ministerio, y servir mejor a la comunidad. Te invito a ponerlas en práctica. Se que todo esto es un reto, pero no estamos solos(as), Jesús siempre camina con nosotros(as). Te deseo un año litúrgico lleno de sorpresas, de alegrías en el Señor Jesús.