Mirando Hacia atrás y Hacia adelante
Ciclo “A”
Por
Lupita Vital C.
vital@dsj.org
“Este es mi Hijo amado, en quien me complazco; escuchadle.”
(Mateo 17:1-9)
Cada año en el segundo domingo de Cuaresma, el Evangelio nos narra la Transfiguración de Jesús, con la presencia de Moisés y Elías. La Transfiguración nos recuerda la Historia de la Salvación y además nos anticipa la gloria y el esplendor de Jesús en la Pascua con su Resurrección Gloriosa. Esto para nosotros debe ser una esperanza para llegar a la santidad y a la vida eterna. Es por esta razón que la Transfiguración del Señor es una oportunidad de ver hacia atrás toda la bondad de Dios a través de los tiempos para todas las generaciones, y hacia adelante el poder figurar nuestro futuro en compañía de Jesús en el cielo.
¿De qué forma vemos la bondad y ternura de Dios en nuestra vida? ¿Cuánto nos ayuda la Transfiguración del Señor para buscar las cosas del cielo?
En la Biblia la Historia de la salvación da comienzo con el llamado de Abraham. “Yahveh dijo a Abram: Vete de tu tierra, y de tu patria, y de la casa de tu padre, a la tierra que yo te mostraré.” (Génesis capítulo 12:1ss). Después del pecado de Adán y el asesinato de Abel por su hermano Caín, el diluvio y la Torre de Babel. El llamado de Abraham marca un despertar nuevo y un nacimiento del pueblo de Dios, ya que este sería llamado padre muchas generaciones por su gran fe y respuesta a Dios sin condiciones.
¿De qué forma en la actualidad le damos respuesta a Dios de lo que nos pide dejar atrás? ¿De qué forma podemos medir nuestra fidelidad a su llamado en nuestra vida?
El evangelio también nos muestra a dos grandes figuras del Antiguo Testamento a Moisés y a Elías. Moisés que con mano fuerte saco de la esclavitud al pueblo de Israel guiándolo hasta la tierra prometida y liberándolo de las manos del Faraón Egipcio. Y Elías el gran profeta del norte de Israel durante el siglo noveno A.C. Que fue de gran ayuda para el pueblo en sus tiempo, como consolador y haciendo milagros. Estas dos grandes figuras le dan gran realce a la Transfiguración de Jesús para continuar con la ley prescrita por Moisés y a Elías representando a los profetas en la historia de la salvación.
Al escuchar el Evangelio de la Transfiguración en está segunda semana de Cuaresma, debe darnos una proyección hacia la Pascua venidera, con la Resurrección de Jesús como un triunfo de la muerte. Las palabras del Padre deben de alentarnos para ser unos hijos e hijas amados(as) del Señor Dios que nos impulsa por nuestro bautismo a cumplir con nuestros deberes de siervos obedientes a su voluntad tal como Jesús respondió a costa de su propia vida.
La Cuaresma no tiene ningún sentido si no nos guía a Transfigurarnos por medio de la cruz, con el propósito de resucitar. Hoy es el tiempo de penetrar nuestro corazón a estos grandes misterios de nuestra salvación.
¿Cómo hacerlo? ¿Cómo ser como Abraham, Moisés, Elías y los discípulos que entendieron la forma de ver hacia atrás y proyectarse hacia el futuro con Jesús?
La receta nos la da el mismo Jesús, de acuerdo con su vida al crear y vivir la justicia para todos los pobres y reconciliar a todas las gentes por medio de su invitación de vivir una vida autentica, una vida llena de fe.
Todos stamos invitados en esta Cuaresma a dar la buena nueva a los oprimidos, a los prisioneros, a los secuestrados y a los enfermos. En fin a todo ser que sufre de injusticias, llámese mujer, niño(a), hombre joven o anciano(a). Somos cristianos llamados a ser santos(as), por lo tanto debemos de asumir los duros trabajos que el Evangelio no da, para poder gritar como Pedro. “Señor, bueno es estarnos aquí.” Sin embargo hay que continuar hay que seguir haciendo el bien y llevando nuestra cruz para resucitar en la pascua junto con Jesús.
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