"En el Secreto del Corazón"
San Juan Pablo II |
En el Secreto del Corazón.
La Cuaresma es
un tiempo que nos invita a entrar dentro de nosotros mismos. Es un tiempo de
intimidad particular con Dios en el secreto del corazón y de la conciencia. En
esta intimidad interior con Dios es donde se realiza la obra esencial de la Cuaresma: la conversión.
En el secreto interior, en esta intimidad con Dios, en la total verdad del corazón y de la conciencia resuenan las palabras del salmo de la liturgia de hoy, una de las confesiones más profundas que el hombre y la mujer jamás ha presentado ante Dios. “Misericordia, Dios mío, por tu bondad, / por tu inmensa compasión borra mi culpa, / lava del todo mi delito, limpia mi pecado. Contra ti, contra ti sólo pequé, cometí la maldad que aborreces” (Ver Salmo 50,1-6).
Son palabras que purifican, palabras que transforman. Transforman al hombre y a la mujer interior. ¡Recitémoslas a menudo durante esta Cuaresma! Y sobre todo, intentemos renovar el espíritu que las anima, el soplo interior que ha dado a estas palabras una fuerza de conversión. Porque la Cuaresma es esencialmente una invitación a la conversión. Las obras de piedad de las que habla el evangelio de hoy abren el camino a esta conversión. ¡Ejercitémonos en ellas en lo posible! Pero, en primer lugar, busquemos encontrarnos con Dios interiormente en toda nuestra vida, en todo lo que la configura, para llegar a esta conversión profunda de la que habla el salmo penitencia de la liturgia de hoy.
San Juan Pablo II (1920-2005), papa
Homilía Miércoles de Ceniza l983
Homilía Miércoles de Ceniza l983
Reflexiona:
¿Cómo pondré en práctica las obras de misericordia
en esta Cuaresma?
¿Qué me anima sobre lo que nos dice San Juan Pablo
II?
¿Por qué la Iglesia invita a la conversión en la
Cuaresma?
Padre
Nuestro:
Padre nuestro que
estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén
Oración:
Dios de
Misericordia, confiamos, en tu amor compasivo, para que nos muevas al servicio
de los pobres, de los sin techo y los que sufren. Ayúdanos a ser testigos de tu
presencia en nuestra vida diaria, para que así, lleguemos a compartir lo que Tú
generosamente nos has dado con los más
necesitados. Amén.
Lupita Vital C.
Directora del Apostolado Hispano
Diócesis de San Jose, California
Vital@dsj.org
<< Home