viernes, octubre 28, 2016

Día de todos los Santos y Fieles Difuntos...





“Vi un gentío inmenso, imposible de contar”. (Apocalipsis 7:9)


Todos sabemos que en Roma en las catacumbas, en las sepulturas de los primeros cristianos, se ve a menudo escrita la siguiente frase. “Vive en Dios”. Hermosa frase para expresar nuestros sentimientos de amor ante la tumba de un ser querido que ha partido al cielo. No sabemos nada de la vida que existe después de la muerte. Pero lo que sí sabemos que nuestra fe va más allá de lo desconocido y que los brazos de nuestro Padre Dios nos acogerán para siempre. (Lucas 15:11-31 parábola del Hijo Pródigo).

No cabe la menor duda, de que esta es nuestra fe y nuestra esperanza. Más allá de todo lo que vivimos en este mundo, más allá de la terrible experiencia de la ruptura de la muerte, todas las personas estamos llamadas a compartir una vida plena y definitiva. La misma vida de Dios. “Pues Dios no nos ha destinado a la condenación, sino a que hagamos nuestra la salvación por Cristo Jesús, nuestro Señor. El murió por nosotros, para que sea, que nos halle despiertos o descansando, entremos junto con él en la vida. (1 de Tesalonicenses 5:9-10)

En está celebración del Día de todos los Santos y de los Fieles Difuntos, debemos de unir nuestra acción de gracias y peticiones junto con el Señor Jesús, que nos amó hasta la muerte cruel en la cruz, y ahora resucitado de entre los muertos nos llama a seguir su mismo camino, en este mundo y en el cielo.

Nada ni nadie nos puede evitar el dolor de la muerte. Nuestra fe tampoco lo puede hacer, cuando muere un ser querido se nos rompe el alma todo se vuelve luto y desolación. Lloramos sin consuelo y pensamos que todo ha acabado.  En ocasiones cuando la muerte llega inesperadamente en accidentes, o muertes trágicas, hasta dudamos de la existencia de Dios.

Recordemos, las palabras de Jesús en la cruz. “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? (Marcos15:34). Pero, la realidad es que Dios no abandona a ninguno de sus hijos(as), aunque a veces en la vida todo parezca oscuro, su luz está al final del camino y en los acontecimientos de nuestra vida. Muchos de nosotros queremos saber sobre la vida eterna, y poco sabemos.

Ya desde la época de San Pablo le hacían la siguiente pregunta. ¿Con qué cuerpo vamos a resucitar? ¿Cómo resurgen los muertos? ¿Con qué clase de cuerpo vuelven?

La respuesta de San Pablo es la siguiente. ¡Necio! nos dice, lo que tú siembras debe morir para reobrar la vida. Y nos da la siguiente explicación sobre el cuerpo. El resplandor de los cuerpos celestes, no tiene nada que ver con el resplandor de los cuerpos terrestres. También el resplandor del sol es muy diferente del resplandor de la luna y las estrellas, el brillo de una estrella difiere del brillo de otra.
 San Pablo nos explica lo que ocurre con las personas que mueren. Nos dice lo siguiente. "Lo mismo ocurre con la resurrección de los muertos. Se siembra un cuerpo en descomposición, y resucita incorruptible. Se siembra como cosa despreciable, y resucita para la gloria. Se siembra un cuerpo impotente, y resucita lleno de vigor. Se siembra un cuerpo animal, y despierta un cuerpo espiritual. Pues si los cuerpos con vida animal son una realidad, también lo son los cuerpos espirituales." (1 de Corintios 15:35-44).

¿Nosotros qué pensamos de la muerte? ¿Creemos realmente que resucitaremos? ¿Dónde realmente están nuestros seres queridos que ya se han ido? ¿Qué piensan los jóvenes al respecto?

San Pablo, ya nos ha contestado algunas dudas. Ahora veamos que nos dice el Señor Jesús al respecto. “Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque haya muerto vivirá.” Y también nos confirma que. “El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.” (Juan 11:25; 6:54). Por lo tanto, si nosotros comulgamos su Cuerpo Y Sangre en la Eucaristía, no debemos dudar que desde ahora estamos compartiendo su vida divina y al morir lo haremos para siempre.

Deseo, que los cristianos del mundo entero nos regocijemos con esta esperanza de que nuestra fe y confianza en las promesas del Señor aumenten. Que el Día de todos los Santos y Fieles Difuntos nos haga crecer en el amor de unos para con los otros.

Ojala, que la celebración no quede solamente en poner flores, comida, y fotos en los altares y en las tumbas del cementerio, sino que de verdad todo esto nos lleve a alabar al Señor junto con nuestros seres queridos que están en la eternidad gozando de su luz para siempre.

Recordemos que nuestros seres queridos.

"VIVEN EN DIOS PARA SIEMPRE"

©Lupita Vital Cruz
Vital@dsj.org

¡VIVA CRISTO REY!




¡Viva Cristo Rey!



Rincón Catequético - Litúrgico

Sabías que la solemnidad de la fiesta de Cristo Rey fue establecida por el Papa Pío XI en el año 1925. El centro de esta Fiesta es la identidad de Jesús, como Rey y Señor del universo en su totalidad. Por lo tanto Jesús es el Alfa y la Omega el principio y el fin. Jesús el Hijo de Hombre viene de las nubes y con esto hace resaltar su origen divino en el momento que aparentemente sus acusadores lo veían con debilidad (Mateo 26-64).

Pero quizá las generaciones nuevas se pregunten el ¿por qué de esta Fiesta? ¿De dónde viene el que Cristo sea nuestro Señor y Rey? La respuesta es muy simple, como todos sabemos la humanidad siempre ha tendido a dudar de las cosas divinas y se inclina al secularismo y al ateísmo.

En los tiempos del Papa Pío XI esta tendencia era muy marcada. Por lo tanto su esperanza de esta Solemnidad fue para ayudar a las personas a crecer en su fe y a celebrar como nos lo dice el salmo. “Reina el Señor, vestido de grandeza, el Señor se revistió de poder, lo ciñó a su cintura, el mundo está ahora firme e inamovible. (Salmo 93, 1).

Recuerdo que, en mi tierra natal de Jalisco México la Fiesta de Cristo Rey, es todo un acontecimiento. Esto se debe gracias a los mártires mexicanos del siglo XX. La sangra derramada por estas personas comprometidas por confesar su fe y practicar la justicia no queda en vano. Ellos, dieron su vida por defender la libertad religiosa, que había sido prohibida por el Presidente de la República Plutarco Elías Calles, (1926-1929). ¡Viva Cristo Rey, Viva La Virgen de Guadalupe! Son gritos que estremecieron la tierra Mexicana y que siguen motivando generación tras generación a vivir el Evangelio desde el corazón.

El pasado 16 de octubre de 2016, el Papa Francisco elevo a los altares al Niño José Sánchez del Río, un Santo más de la época de la Revolución Cristera en México.  

Me imagino que en muchos países del mundo tienen sus propios mártires. Por lo tanto todas estas personas que han dado su sangre por amor a Jesús, son semillas de vida cristiana. En estos lugares la Iglesia se complace y florece, y en el cielo los/las mártires gozan de ver y alabar al Rey del universo. CRISTO JESUS.

Rincón Litúrgico

Recuerda que, con la Solemnidad de Cristo Rey, se termina el tiempo Ordinario y dará comienzo el tiempo de Adviento. En esta temporada tan especial, la Iglesia nos invita a reflexionar sobre el tiempo y darnos cuenta que somos parte de la eternidad. Dios siempre nos lleva adelante. El calendario litúrgico es una forma de ver como Dios camina a nuestro lado. La liturgia constantemente nos llama a entrar a este caminar hacia lo infinito. Debemos de darnos cuenta que este tiempo de Adviento es único.

No olvides que, durante el adviento se omite el Gloria. Este será cantado en toda su belleza la noche de Navidad. El Adviento es el tiempo de la espera, de la anticipación. Es por esta razón que alegres cantamos en la Celebración Eucarística. ¡Preparen el camino del Señor!

Otro detalle importante son los colores litúrgicos, estos nos ayudan a ver y a palpar la belleza de la liturgia y la catequesis. Hay muchas formas de hacer un ambiente litúrgico apropiado de acuerdo a cada cultura. La corona de adviento, las luces de colores, los pinos con sus ramas verdes, los cantos y mucho más que los catequistas y liturgistas prepararán para sus celebraciones. 

Les deseo un Adviento lleno de la gracia del Señor. Celebrando la espera desde el interior del corazón, así,  podremos darle posada en nuestro corazón al Niño Jesús que nos acompañará durante la Navidad y  todo el Año Litúrgico.

©Lupita Vital C.

Directora del Apostolado Hispano

Diócesis de San José California

Vital@dsj.org